Y por supuesto, resulta agotador para el lector, el cúmulo de descalificaciones desde el inicio hasta el final, siendo en el capítulo 3 de las redes sociales y en la conclusión, donde directamente resulta cansino y me atrevería a decir que hasta desagradable, pues el autor parece erigirse como una especie de Dios que tiene acceso a la verdad absoluta incuestionable, mientras que el resto de la población española, somos una especie de seres inferiores sin capacidad alguna de raciocinio "condenados" a la ignorancia eterna.
Sin embargo, el libro tiene puntos muy interesantes, como es la exposición de la cronología, la reacción de los gobiernos, medios de comunicación, así como de la propia sociedad, unido a una retrospectiva histórica acertada, le da un toque de gran calidad y denota buena documentación, que se agradece que la detalle en los apartados: Notas, Bibliografía y Artículos.
En síntesis, se podría decir que sus puntos fuertes son muy buenos, pero sus puntos débiles son tan negativos, que echan a perder lo que podría haber sido un gran libro, lo que me impide recomendar su lectura.
Una auténtica lástima, pues había potencial para una obra extraordinaria.
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